viernes, 15 de agosto de 2014

LA CONDESA DE CHINCHÓN FRANCISCO DE GOYA

LA CONDESA DE CHINCHÓN 1800
La condesa de Chinchón
óleo sobre lienzo 236 x 144 cm
Madrid, Museo Nacional del Prado


El bello y conmovedor retrato de la condesa de Chinchón , que perteneció a la colección del duque de Sueca e ingresó en el Museo del Prado en 2000, es ahora una una obra maestra que muestra al artista en un momento en que estaba en plenitud de sus facultades para pintar el carácter psicológico de la condesa y también la belleza de la indumentaria.

María Teresa de Borbón y Villabriga , XV condesa de Chinchón y marquesa de Boadilla del Monte , nació en 1779 de la unión morganática del infante Luis Antonio de Borbón ( 1727-1780 ) , hija de un oficial de caballería ; consecuencia de dicho enlace fue que don Luis y su familia vivieran desterrados de la corte. Maria Teresa de Borbón, primer fruto de su matrimonio, fue sin duda una niña encantadora ; la vemos asomarse traviesa por detrás de Goya sentada en el caballete en el retrato de grupo La familia del infante don Luis ( 1784-, Fondazione Magnani- Roca , Parma ) . Goya también la retrató en la terraza de la quinta que poseía su padre cerca de Ávila ( 1781, National Gallery of, Art , Washington ) donde posa con la mano en la cadera , como una mujercita que exige ser tomada en serio, vestida a la moda española del momento : mantilla blanca sobre la capota infantil de encaje y basquiña de seda negra.


La sangre real de la joven María Teresa hacía de ella un valioso peón en el mercado matrimonial , que la Corona manejó en su propio provecho. En una situación política complicada por la guerra de España con Francia a mediados de la década de 1790, se decidió casarla con el hombre más poderoso de la corte, el favorito real Manuel Godoy ( 1767- 1851 ) príncipe de la Paz ; con ese matrimonio la reina María Luisa , amante de Godoy, esperaba apartarle de su querida Pepita Tudó. No eran unos comienzos esperanzadores , y María Teresa se separó de Godoy después de que éste perdiera el poder con la salida del país con la familia real en 1808. Parece claro que Goya quiso resaltar la soledad y fragilidad de la retratada al colocarla en una habitación oscura y vacía . Al mismo tiempo, como pintor de cámara de Carlos IV , no ignoraba su obligación de presentar con un aura de grandeza casi regia a una persona tan cercana al trono ( también la pintó hacía 1801 , haciendo la orden de María Luisa , concesión personal de la soberana , en un retrato conservado en la Galleria degli Uffizi, Florencia ).


De las cartas de la reina a Godoy , se deduce que el retrato del Prado se encargó cuando la condesa estaba embarazada de su primogénita, Carlota, como parece indicar el gesto tradicional de las manos cruzadas en el regazo que era indicativo de gravidez. El vestido de  talle alto , con escote sencillo fruncido , a la ,moda de la época, era un modelo práctico para una mujer gestante y la elección de la muselina o gasa de seda blanca estampada en color sobre viso de seda blanca estampada y en color oro sobre viso de seda blanca era a la vez elegante y juvenil. Esa clase de material vaporoso y flotante resulta particularmente apropiado para la pincelada suelta , casi impresionista, de Goya.

En esta época estaban muy de moda los vestidos franceses a imitación de la Antigüedad clásica . Este modelo, a veces denominado chemise a la reine , fue estrenada en la década de 1780 por la reina Maria Antonieta y copiada en toda Europa

El vestido está adornado con cintas azules en las mangas, y el bajo, y un trenzado de cinta blanca y azul forman una faja en el " talle "es decir, bajo el pecho. Parece que la elección de estos colores fuera deliberada, pues eran los colores de la faja de la orden de Carlos III , tío de la condesa . Lleva un anillo grande con una miniatura de Godoy luciendo la banda de la orden ; esos anillos con imágenes de familiares o amigos. Los brazaletes de oro dirigen la atención hacía los blancos brazos , bien torneados y juveniles, la blancura era un atributo esencial de la mujer de clase alta .

En contraste con la relativa sencillez del vestido , atrae la mirada el complicado peinado y tocado de la condesa , aunque Godoy comentaba que este peinado le impedía ver la cara de la condesa. La cofia de lino blanco con cintas azules y blancas lleva un adorno de espigas que puede interpretarse como símbolo de fecundidad . Lo que aquí vemos es una versión discreta de la moda imperante, María Teresa no ostenta un estilo neoclásico  exagerado que Goya supo captar con una maestra técnica y con una percepción psicológica , en que el atuendo es inseparable de la personalidad de la retratada.

Bibliografía : 100 Obras Maestras del Museo del Prado


Tamara Tamaral
15-08-2014





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