EL CACHARRERO 1778
El cacharrero
óleo sobre lienzo 259 x 220 cm
Madrid, Museo del Prado
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El cacharrero pertenece a una serie de veinte cartones que se le encargaron a Goya en octubre de 1777 con escenas de la vida de Madrid . La Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara tenía que ejecutar a partir de ellos los tapices de " antedormitorio "y " dormitorio " de los príncipes de Asturias, los futuros reyes Carlos IV y María Luisa de Parma, en el palacio de el Pardo. Goya entregó a la fábrica una escueta factura por El cacharrero el 6 de enero de 1779.
La riqueza de la escena , una de las más alabadas y populares del numeroso conjunto de cartones para tapices de Goya, ha dado pie a varias interpretaciones de carácter alegórico . En primer lugar se ha pensado que el artista buscaba realizar una vanitas a la manera de la pintura del siglo XVIII , es decir, una alegoría de la fragilidad de las cosas terrenales. La idea de la vanitas clásica estaría aquí simbolizada por el contraste, muy pensado dentro de la composición , muy pensado dentro de la composición , entre las jóvenes y la vieja , representación muy tradicional de las edades del hombre y del paso de la vida , así como de la fugacidad de la belleza . La sugerencia simbólica del paso del tiempo estaría reflejada, además de en la descripción de las mujeres , en detalles como el movimiento del carruaje y, sobre todo, en el giro continuo de sus ruedas. La prostitución ha sido otra de las interpretaciones propuestas, al considerar a loa vieja como una celestina que acompaña a dos jóvenes que van a ofrecer en la feria , y al establecer el tradicional paralelo entre la fragilidad de la cerámica , que se rompe al primer golpe, y la fácil virtud de las muchachas.
Los caracteres de las figuras y las actitudes y diálogos entre unas y otras , sin embargo, claramente descritos por el propio Goya en su factura. En ella, se refería a las jóvenes como " Señoras "lo que efectivamente parece por sus elegantes atuendos y joyas, mientras que los dos caballeros que miran al coche , muy bien vestidos también, , con casacas de seda bordadas en oro, podrían ser sus parejas. Al fondo, aparece una mujer ataviada con vestidos de las clases más bajas del pueblo, mientras que en la carroza va otra " Señora " pero en este caso de la aristocracia, a juzgar por todo el acompañamiento de lacayos y cocheros con las lujosa libreas de una casa de la nobleza. Goya ha presentado, a través de la variedad de sus figuras, incluida la del vendedor, el carácter totalizador de la fiesta popular, una vez más como metáfora de la humanidad . En su cartón , el pintor parece dejar muy claro que para todas los personajes hay algo que no se puede alcanzar; los pobres del fondo nada pueden comprar, la joven del primer plano toca la dudosa pieza que tiene en la mano- que como las del suelo es de loza moderna-, con gesto de desear la vajilla , sin duda más cara, que le ofrece y señala el valenciano con el gesto de su mano izquierda, y que no vemos al quedar fuera de la composición. Los caballeros de espaldas, sentados sobre la humilde paja , admiran a la inalcanzable dama del coche, sin duda de una posición social más elevada, mientras que ella, recluida en el carruaje y acompañada de un hombre vestido de oscuro - tal vez un abate- cuya manga se deja ver por la ventanilla de la carroza-mira con melancolía la alegre animación de la fiesta. Sólo la vieja se agarra con fuerza su plato de barro popular, como si no le interesara la oferta del cacharrero.
La escena, pintada por Goya en este período aún temprano de su actividad artística en Madrid , es un prodigio narrativo. La complicada composición , con varios planos que se entrelazan unos con otros, permite reflejar los variados grupos y figuras, el bullicio del tráfico de la ciudad y la vida cotidiana, adelantándose en casi cien años a las ideas de la pintura francesa de mediados del siglo XIX y a su interés por representar la vida moderna. Por otro lado, su técnica excepcional y su sensibilidad por el color y la representación de la luz están aquí al servicio de la perfecta captación de la materia, como la de los cacharros de loza del primer término, uno de los mejores detalles de naturaleza muerta de toda su pintura. Por último , los gestos variados de sus figuras, tanto como su expresividad corporal, tan difícil de conseguir con este naturalismo, sirve para definir y explicar al espectador la pequeña historia intemporal , de deseos y envidias humanas , que se desarrollan entre sus ojo
Bibliografía : " 100 Obras Maestras del Museo Nacional del Prado "
Tamara Tamaral
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12-8-2014
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