domingo, 11 de diciembre de 2016

EL ENCANTADOR DE SERPIENTES MARAIANO FORTUNY

EL ENCANTADOR DE SERPIENTES  1869
El encantador de serpientes
óleo sobre lienzo 58,5 x 124.5 cm
The Walters Art Gallery, Baltimore


 
Durante centurias , Marruecos , como buena parte del Maghreb-palabra árabe para designar el norte de África - había estado cerrado a la mayoría de los europeos . Este hecho cambió con la captura francesa de la capital de Argelia en 1830 y la consecuente invasión de los vastos territorios argelinos.
 
 
En la época que Fortuny llegó a Marruecos, se estaba iniciando el proceso de colonización de los españoles , por lo que tampoco debería ser excesivamente fácil para un artista " blanco " acceder a ser un testigo cómodo del desenvolvimiento de la vida  cotidiana en el país .
 
 
A veces este hecho se manifiesta por una cierta calma tensa que observamos en muchas de las caras de los numerosos grupos de árabes que capta el pintor en sus obras, que parecen observarnos con las más variadas expresiones de indiferencia, desdén , de admiración o asombro. El arte es claramente un legado cultural del proceso colonial . Fortuny quiso ser un cronista de una realidad, que le estaba, en cierta forma, vedada.  El orientalismo de Fortuny tiene mucho que ver con el " costumbrismo", que supone una exaltación de las características peculiares de una nación - en este caso toda una civilización - representada a través de personajes y escenas tipificadas.
 
En la originalísima obra El encantador de serpientes vuelve a trabajar con un formato pequeño y muy alargado , donde la figura del encantador se ubica, semidesnuda y tumbada, sobre una decorada alfombra dispuesta en diagonal , sobre la que también se sienta su compañero , armado con una espingarda. En el rojo tapiz, que contrata fuertemente con el blanco de las vestimentas , aparecen una serie de objetos : una silla de montar, la serpiente, el cesto y un exótico marabú - animal que pudo contemplar en el parque zoológico de Marsella durante el traslado de la familia a Roma en 1868 .
 
Al fondo se sitúan varias figuras alrededor de un fuego , cuyo humo parece dispersarse por todo el espacio, acentuando la oscuridad del anochecer . Este paisaje oscuro , fantástico, y con una cualidad casi surrealista , es quizá lo mejor del cuadro. El paisaje es un elemento esencial en la pintura de Fortuny , aunque lo `practicó más como acompañamiento de sus temas que como género en si mismo . Logra aquí dramatizar los extremos del clima exótico, consiguiendo una imagen excesivamente oscura . Parece que esta técnica tan personal , revela su amor hacía los lugares protegidos y secretos que sólo los caminantes apasionados saben descubrir.






 
Tamara Tamaral
11-12-2016
 
 
 
Bibliografía : Fortuny MNAC



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