lunes, 6 de agosto de 2018

CANTE HONDO JULIO ROMERO DE TORRES

CANTE HONDO 1930
Cante hondo Óleo  sobre  lienzo, 168 x 141 cm.
Museo Julio Romero de Torres. 


Junto con los toros, la gran obsesión de Romero de Torres era el flamenco. Él mismo decía que hubiera preferido ser el cantaor Juan Breva antes que el pintor Leonardo da Vinci. En su juventud no dudó en abandonar la pintura para practicar el arte del cante flamenco en bares y tabernas, llegando a tener una calidad contrastada. Tal era su afición que incluso tenía un guitarrista particular, Juanillo el Chocolatero.

 En febrero de 1930, cuando ya estaba muy enfermo, Romero pinta esta obra titulada Cante Hondo. En ella se idealizan todos los ingredientes que se aluden en el cante flamenco: el amor -en la pareja de la derecha-, los celos -en la escena inferior-, la muerte -en la escena del fondo-, la religión, las pasiones, etc. La composición se puede estructurar en tres partes: en el centro, y como eje de la escena, aparece la diosa Fatalidad, encarnada en la figura desnuda de la modelo Asunción Boue -que también protagonizaba Naranjas y limones-, majestuosa, como una escultura de bronce sobre trono de platería cordobesa. Bajo el signo hierático e invariable de la Fatalidad o el sino giran todos los sentimientos y las pasiones del ser humano: los celos, el amor y la muerte.


 En el primer plano, el amante loco de amor acuchilla y mata a navajazos a la mujer que quiere. A la derecha, otra mujer arrodillada besa apasionadamente a un hombre. Al fondo, y sobre el alfeizar de una gran ventana abierta al campo, contemplamos el blanco ataúd adornado con toques de azul de una joven muerta. A ambos lados del féretro lloran dos jóvenes -para estas figuras posaron las hijas del pintor-. Sobre el alfeizar un perro -Pacheco, el can del artista- aúlla desconsolado. En el fondo podemos contemplar un paisaje imaginario bajo un tempestuoso cielo.

Romero de Torres parece preludiar su cercana muerte en esta obra, mostrándonos a sus hijos llorando, su galgo aullando y sus temas favoritos juntos: la belleza femenina desnuda, el cante flamenco, los celos, la pasión, la muerte, ... En suma, el Cante Hondo.



Tamara Tamaral
6-08-2018

Bibliografia : ForoXerbar

lunes, 30 de julio de 2018

DOS EN EL PATIO DE BUTACAS EDWARD HOPPER

DOS EN EL PATIO DE BUTACAS . 1923-1927
Dos en el patio de butacas
óleo sobre lienzo
Museo de Arte de Toledo Usa 

Los años que van de 1923 a 1927 fueron años de asentamiento definitivo del artista tanto en su arte como en su estado familiar y económico. Durante una estancia veraniega en Gloucester el primero de estos años, Hopper se re-encuentra por segunda vez con una vieja conocida de la escuela neoyorquina de años atrás, con la que ya había coincidido en Ugunquit en la misma pensión en 1914, Josephine Nivison, y un año después se casa con ella . Jo, como se la llama habitualmente,es , no olvidemos, sobre todo una artista, que en un principio, y quizá siempre, empuja a Hopper y le ayuda a abrirse paso en el ya difícil mundo artístico americano. Es sobre todo una acuarelista excelente y también gran pintora que siempre acompañará al pintor en todos sus desplazamientos y que se prestará como modelo en muchísimas de sus obras más conocidas


. Muchos dicen que aparece en este cuadro como la dama que acompaña al excesivamente puntual caballero que vemos, y por tanto que éste puede ser el mismo Hopper, pero estos detalles, nunca necesarios ni importantes en las obras de arte, quedan en la mayoría de los casos por probar.


Lo que si tiene su razón de ser es ésta alusión al teatro. Otra vez nos trae de muy buen grado una escena teatral , congelando un instante mas bién raro ó poco frecuente. La mayoría de los pintores en este mismo tema habrían llenado ó casi llenado la sala, al fín y al cabo un teatro lleno es sinónimo de espectáculo, arte y éxito, es un verdadero acontecimiento social y cultural de primera fila. Todo lo contrario es un espectáculo triste y cargado de fracaso. Hopper se ha esmerado en presentarnos el segundo caso y , además, como va siendo habitual en casi todas sus obras con personajes, estos son perfectamente herméticos y no tienen la menor intención de agradar o comunicarse . Comprendo que ignoren a la dama del palco , pero entre la supuesta pareja la frialdad es total. Volviendo al teatro, el matrimonio Hopper fué muy aficionado a éste espectáculo y también ya al cine, no en vano se vivía en el país, y sobre todo en Nueva York una verdadera explosión teatral, con más de 250 espectáculos teatrales por temporada en Broadway. Precisamente sobre el tema del cine, traigo este bellísimo cuadro titulado New York movie, muy posterior, ya del año 1939. 


Volviendo a nuestra obra, Hopper sitúa aquí al espectador en un magnífico lugar del patio de butacas dejándole que se asome a este momento tan apacible. Por otro lado el juego de bellísimas curvas que definen palcos, escenario, butacas y mamparos , el detalle de los objetos y ,sobre todo, el tono dorado-anaranjado que envuelve todo, desde los peinados de las damas hasta las molduras de los palcos pasando por la única sombra existente, la arrojada por el cortinón sobre las paredes separadoras , todo da a la escena una grandiosidad y elegancia dignas del más selecto de los anfiteatros.



Tamara Tamaral
30-07-2018

Bibliografia . PinturaMadrid



martes, 24 de julio de 2018

MUJER SENTADA TOCANDO LA ESPINETA JOANNES VERMEER


MUJER SENTADA TOCANDO LA ESPINETA 

 Se aprecia la decadencia de su fuerza creadora tanto en la composición, como en la luz y los detalles


La obra está firmada IVMeer. Se trata de una de sus obras tardías.



La protagonista del cuadro es una joven mujer deliciosamente vestida, que toca una espineta decorada (a veces se habla de un clavicordio o de un virginal), sentada en el interior de una estancia: en línea con la elegancia de los vestidos de la joven, también lo que la rodea es ornamentado y rico, aunque la vista se limita a una sola esquina de la estancia.

En primer plano se ha puesto una viola da gamba; sobre la pared del fondo, un cuadro. El tema es parecido al de Dama parada cerca del clavicordio o espineta (1670-1673), con la mujer que se vuelve sonriendo al espectador, y manteniendo las manos posadas sobre el teclado del instrumento musical.

Como en otras obras tardías de Vermeer, se ha perdido la frescura, convirtiendo el sistema de distribución de los objetos en el espacio en un estereotipo. Aparece, además, un fondo con sombras de negro profundo. En este cuadro ya no es la luz la protagonista, cuando en sus obras anteriores el argumento del cuadro era, en realidad, 


Tamara Tamaral
24-07-2018

Bibliografia : ForoXerbar 

viernes, 13 de julio de 2018

LA PRIMERA SALIDA PIERRE AUGUSTE RENOIR

LA PRIMERA SALIDA 1876-1877
La primera salida
óleo sobre lienzo 63,5 x 50 cm
National  Gallery Londres






Los pintores impresionistas eran unos enamorados de la noche parisina, frecuentando sus cafés y sus espectáculos, convirtiéndose en protagonistas de sus obras en su afán por representar la vida moderna. Renoir muestra a una joven que sale por primera vez, descubriendo ese mundo nocturno de diversión. La escena se desarrolla en un interior, abundando las tonalidades malvas por los reflejos de las luces artificiales, concretamente de gas.


Se describe en este cuadro la emoción y la vida social que representaba un teatro de ópera en la época. La mitad derecha está dedicada a dos jovencitas que, desde la intimidad de su palco, contemplan la actividad en los otros palcos, que se desarrolla en la mitad izquierda de la pintura.

Su clara piel juvenil y el cabello pelirrojo contrasta con el sombrero azul y el vestido de color oscuro ​El estilo empleado por el maestro es rápido y abocetado, intenta crear la sensación ambiental de un lugar cerrado, lleno de humo, lo que provoca la distorsión de los contornos y el aspecto de obra inacabada. La influencia de la fotografía se pone de manifiesto al cortar los planos pictóricos, dejando a medias las figuras.



El gesto de sorpresa de la muchacha refleja la gran calidad de Renoir como retratista Con un mucho más nítido que el que ha aplicado al resto de espectadores del teatro parisino claramente abocetado

Tamara Tamaral
13-07-2018


Bibliografia: ArteHistoria

jueves, 21 de junio de 2018

CATALINA MICAELA DE AUSTRIA DUQUESA DE SABOYA SANCHEZ COELLO, CLAUDIO

CATALINA MICAELA DE AUSTRIA DUQUESA DE SABOYA 1584


Catalina Micaela de Austria, duquesa de Saboya, 
Óleo sobre lienzo. 111 x 91 cm.
 Museo del Prado.
Catalina Micaela de Austria, duquesa de Saboya, h. 1584. lo. Algunos autores la consideran obra de Sofonisba Anguissola.


De más de medio cuerpo, Catalina Micaela (1567-1597) viste saya entera negra con cuello y puños de puntas, mangas interiores en blanco oro, con lazos blancos. Dos vueltas de perlas, collar, botones de oro labrado y cinturón son su rica joyería. Al igual que otros retratos cortesanos apoya una mano sobre un sillón, en alusión a su alta alcurnia, mientras con la otra sostiene algún objeto femenino, en este caso su pareja de guantes.


Es el único retrato que Sánchez Coello pinta de la Infanta adulta, poco antes de que partiera para Saboya, siendo una de las obras más preciadas del pintor. El paulatino alejamiento de la minuciosidad, la pincelada suelta y libre, bien visible en el cabello y en el tocado, y la gama cromática empleada en el rostro hacen evidente la influencia de Tiziano.


Tamara Tamaral
21-06-2018

Bibliografia ForoXerbar 

miércoles, 13 de junio de 2018

COMPÁS DEL CONVENTO DE SANTA PAULA SEVILLA MANUEL GARCIA RODRIGUEZ

 COMPÁS DEL CONVENTO DE SANTA PAULA MANUEL GARCIA RODRIGUEZ


Compás del Convento de Santa Paula, Sevilla, c Óleo sobre lienzo, 73.7 x 97.8 cm.+
Museo Carmen Thyssrn Málaga


Con un sentido colorista y descriptivo, siempre con la presencia femenina entre una abundante floresta, esta pintura de la última etapa de la producción de García Rodríguez recoge un pintoresco y sevillanísimo rincón perteneciente al compás del célebre convento de Santa Paula, un lugar emblemático y de carácter de lo que ha venido tradicionalmente, incluso desde los primeros viajeros románticos, considerándose como sevillano.

En relación con el lugar en cuestión, el célebre convento sevillano, con su conocida portada mudéjar de azulejería renacentista debida a Niculoso Pisano en su compás, y tan ensalzada por visitantes e historiadores, queda eludida en esta pintura. García Rodríguez, por contra, prefiere el argumento más ecléctico y popular del entorno del jardín, al que también se incorporan algunas notas luministas sobre el monumento emboscado.

El lienzo recoge un encuadre de la cabecera de la iglesia conventual con las gárgolas y la crestería gótica y un rincón del jardín adyacente. En torno a una alberca (hoy desaparecida), en primer plano, aparece todo un repertorio de macetas de rosales, claveles y geranios junto a la casa del guardés, a cuya entrada se halla colgada una jaula de canario que canta en una soleada mañana. Posee esta obra unas características y una especial atención a detalles descriptivos que apuntan, como en el caso de Jardines del Alcázar (p. *), a un preciosismo de carácter ilustrativo popular, donde se deja entrever ciertas reminiscencias de las ilustraciones modernistas.

De hecho, este tipo de pinturas de la producción de García Rodríguez, en especial las de su última etapa, están entendidas a modo de pinturas emblemas de un «jardín de los sentidos» sevillano; un aspecto cultural local mantenido desde visiones anteriores por artistas y escritores. Se establece así una solución de continuidad en cuanto a la atención a este tipo de temas dentro de una sensibilidad común, que iría desde los Bécquer hasta José M.ª Izquierdo, pasando por Romero Murube o Cernuda.

En este sentido, resulta muy reveladora la descripción que ya en 1894 publicó el historiador y gran hombre de la cultura sevillana José Gestoso; una descripción muy ajustada y de acentos bécquerianos que tiene mucho de coincidente y de valoración de la personalidad de este singular espacio ajardinado. Dicha descripción fue publicada a modo de introducción de la obra Páginas sevillanas, perteneciente a otro escritor relevante, en lo que se refiere a la definición de «lo sevillano», como fue Manuel Chaves.

Tamara Tamaral
13-06-2018

Fuente ForoXerbar 
 

martes, 29 de mayo de 2018

AU MOULIN DE LA GALETTE RAMÓN CASAS

AU MOULIN DE LA GALETTE 1982

Au Moulin de la Galette
óleo sobre lienzo 117 x 90 cm
Monasterio de Montserrat , Barcelona
Au Moulin de la Gallete” es una pintura al óleo realizada en Paris en 1982 por Ramón Casas (Barcelona, 1866 – 1932) Célebre por sus retratos y precursor del cartelismo artístico en Cataluña.
Junto al también pintor Santiago Rusiñol y el critico de arte y pintor Miguel Utrillo, Casas viaja a Paris en 1889. En esa etapa retrata los mismos personajes que Toulouse – Lautrec en el legendario Le Moulin de la Galette (Molino de la torta), un molino de viento del siglo XVII y posteriormente convertido en cabaret con una sala de baile ubicado en pleno corazón de Montmartre, cuna de los impresionistas y la bohemia parisina del siglo XIX.

La Madeleine de Casas aparece en primer plano vestida con una camisa de intenso color rojo. Sentada ante un velador donde hay una copa de licor ambarino, aparece fumando un puro , un hábito masculino , ligado a la tertulia elegante del salón con el coñac, pero indecoroso para una mujer . Ella vuelve sus acuosos ojos grises hacía un lateral , donde una escena llama poderosamente su atención .

Un espejo devuelve al espectador el objeto que ha captado la atención de la bella . Su expresión encelada y misteriosa , no quita fuerza a su atractiva y rotunda presencia. Al igual que Manet , Casas se sirve de los reflejos de los espejos para hacer un fondo en algunas paredes. La falda de la modelo está inacabada ,ya que el pintor tuvo que viajar a Barcelona por motivos de salud Su mirada entre triste y celosa parece fijarse en la pareja reflejada en la esquina del espejo


La modelo del cuadro es Madeleine Boisguillaume perteneciente a una familia burguesa que al quedar huérfana de padre trabaja como modelo de artistas, algo muy mal visto en esos años. Por eso la obra también es conocida como “La Madeleine”

Tamara Tamaral
29-05-2018

Bibliografia . Wikipedia

lunes, 30 de abril de 2018

INTERIOR AL AIRE LIBRE RAMÓN CASAS

INTERIOR AL AIRE 1892


Interior al aire libre
`óleo sobre lienzo 160,5 x 121 cm
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza , Barcelona




A finales de 1890, Casas, junto con Santiago Rusiñol, inició su segunda y decisiva estancia en París, que se prolongó hasta 1892, salvo algunos meses que pasó entre Barcelona y Sitges. Los dos pintores compartieron un apartamento en el célebre "Moulin de la Galette", en Montmartre. Durante este período su entonces ya nada despreciable carrera artística iba a alcanzar el cenit.






El pintor situó la escena en la parte posterior del domicilio familiar, situado en aquel momento en la calle Nou de sant Francesc, en el casco antiguo de Barcelona. En este mismo escenario había representado unos años atrás a su hermana Elisa. En esta ocasión el artista, que generalmente tanto en sus interiores como en las obras pintadas al aire libre solía incluir una sola figura, representó a su hermana Montserrat y su cuñado Eduardo Nieto, tomando café en una tranquila sobremesa.




El espacio es creado a través de una sucesión de elementos que nos introducen hasta el fondo de aquel plácido escenario donde se encuentran los protagonistas . Con la misma finalidad Casas utiliza la luz , la cual ayuda a dar idea espacial , al pasar de la zona de suave penumbra del primer término hasta la zona del fondo compositivo , de potente luminosidad





. En cuanto al color , demostró una vez más su dominio en el tratamiento de los blancos, gama tan amplia como bella , de una armonia tan simple como extraordinariamente distinguida Las gamas cromáticas están sabiamente armonizadas bajo el reflejo de la luz de la primera hora de la tarde, que resplandece al fondo del patio, mientras que las figuras quedan en la suave penumbra que proporcionan las persianas.




Tamara Tamaral
30-04-2018

Bibliografia : Wikipedia

sábado, 24 de febrero de 2018

EL CAMINANTE SOBRE UN MAR DE NUBES CASPAR DAVID FIEDRICH

EL CAMINANTE SOBRE UN MAR DE NUBES 1888

     
El caminante sobre un mar de nubes
óleo sobre lienzo 74,8 x 94,8 cm
Kunstahalle Hamburgo Alemani










El caminante sobre un mar de nubes es una de las obras más conocidas de Fiedrich Es una obra tipícamente romántica en la que el paisaje se convierte en el auténtico
protagonista del cuadro 


El autor se ha querido representar de espaldas al paisaje lleno de misterio con las nubes elevándose al cielo Este tipo de escenario era habitual dentro de las pinturas del artista alemán Por ejemplo , en obras cómo Mar de hielo o Los acantilados de Rügen





La figura masculina de dimensiones tan pequeñas contrasta con la inmensidad del paisaje, ya que el hombre se encuentra en absoluta soledad a merced del universo  Las rocas   sobre las que el caminante se apoya hacen referencia al mundo terrenal, las nubes se han asociado a la divinidad y las elevaciones rocosas que surgen entre las nubes y las cadenas montañosas podrían hacer referencia a la vida después de la muerte en sí se ha entendido también como alusión a la divinidad, estando el ser humano entre la naturaleza (la montaña del primer plano) y Dios (el mar de nubes).


Otras interpretaciones aluden a que el mar de nubes representaría la inmensidad del universo frente a la pequeñez del ser humano. El ser humano no es nada ante la naturaleza, se puede en consecuencia hacer referencia al texto les Feuilles d’automne (las Hojas de otoño) de Víctor Hugo en las que se evoca la pequeñez del ser humano frente a la naturaleza





La naturaleza se regenera, pero el ser humano es mortal. Se pretende transmitir el sentimiento de lo sublime, la impresión de magnificencia y sobrecogimiento que produce la naturaleza en toda su grandeza. El varón de espaldas parece recordar, sumido en su contemplación, a algún difunto o su propia mortalidad. El hecho de que el viajero se encuentre de espaldas y no pueda vérsele la cara, ha sido objeto de análisis e interpretaciones. De esta forma el autor impide que la fisonomía del personaje anónimo distraiga la atención del paisaje. Al mismo tiempo, el no tener rostro transmite mejor la idea de la disolución del individuo en el «todo» cósmico.




En cuánto a la técnica se refiere hay que destacar la maestría con la que Fiedrich 
realiza el dibujo con una gran minuciosidad: una característica que se puede apreciar en todas las obras realizadas por Fiedrich Tonos fríos dominan la composición que se combinan con otros más cálidos en el fondo y en la vestimenta del caminant







Tamara Tamaral 
24.02.2018 






Bibliografia : Fiedrich Edit Taschen 


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