PINTURAS NEGRAS
Perro semihundido óleo sobre lienzo 131 x 79 cm Museo Nacional del Prado, Madrid |
Como lo hizo, es decir, ´cuándo empezó a trabajar en la Quinta, es cuestión sobre la que no puede hacerse muchas precisiones . Sabemos que estuvo gravemente enfermo en los últimos meses de 1819 - así lo indica su Goya y su médico Arrieta ( 1820, Institute of Arts , Minéapolis ) -por lo que podría haber empezado a pintar en los meses anteriores , pero con motivo de la enfermedad y, en buena medida bajo la influencia de ésta, cambiar el tono de las pinturas que reemprende en 1820 .Existen dos dificultades para aceptar esta hipótesis : la brevedad del tiempo transcurrido entre el 27 de febrero -fecha de la compra de la Quinta- y la enfermedad que desarrolló a partir de septiembre-y el hecho de que Los Dispsrates, sobre los que Goya llevaba trabajando por lo menos desde 1815, preludien en parte las Pinturas negras , por lo que no parece adecuado hacerlas depender en exclusiva de la enfermedad.
Tampoco sabemos si cuando marchó a Francia en 1824 había dado por terminadas las pinturas o éstas quedaban, en el estado actual sin terminar, lo que agudizaría las dificultades para interpretar el programa iconográfico . Sobre la naturaleza de este programa , si es que lo hubo, poco puede decirse sin consenso . Las interpretaciones son tantas como los intérpretes.
Destaca en la sala de la planta baja la figura de Saturno devorando a un hijo- bajo la que originalmente había un bailarín - El dios no devora aquí a un niño de corta edad, carece de atributos mitológicos y Goya acentúa el éxtasis de la acción en lo desencajado de su expresión y la actitud general . La figura devorada es de un joven, incluso de una joven , a juzgar por la conformación de su cuerpo . En este caso, de aceptarse esta interpretación , el paralelismo con Judith estaría marcado por una doble contraposición : si la joven y bella Judith mata a un maduro y poderoso Holofernes , el viejo Saturno devora a una mujer joven. En ambas pinturas , como es propio de toda la serie , Goya prescinde de las notas anecdóticas que permiten establecer una conexión directa entre las escenas y sus fuentes mitológicas o históricas y, destaca la acción y emociones de los personajes : mediante sus gestos y actitudes , también mediante la luz.
Frente a estas dos obras , a ambos lados de la puerta, de entrada, se encontrarían
Una manola : doña Leocadia Zorilla y Dos frailes . Los títulos no deben sobreinterpretar las pinturas : no sabemos si se trata de Doña Leocadia, ama de llaves de Goya, - y según algunas sospechas , su amante,- y tampoco está claro que esos personajes sean dos frailes . Uno lo parece, a juzgar por su indumentaria , bravas y cayado, pero podría no serlo - Goya se represento de forma parecida en un dibujo posterior : Aún aprendo ( Album G, Museo del Prado ) - y más tiene de demonio el personaje que susurra algo a su oído . La fealdad extraordinaria , el rostro bestial , las singulares orejas así parecen corroborarlo .
De esa manera , su sentido no estaría lejos de Una manola, pintura en la que más extremas belleza y juventud -mucho más joven de lo que entonces era Doña Leocadia se relacionan con la muerte-visible en el túmulo . Este sentido, se completaría con Dos viejos comiendo -uno de los cuales, cadavérico -mas cerca parece de la muerte que de la vejez.
Duelo a garrotazos óleo sobre lienzo 135 x 201 cm Museo Nacional del Prado, Madrid |
Este dominio de la noche, o de la muerte , se completa con dos pinturas de escenas cotidianas El gran cabrón representa un aquelarre de iniciación en que un personaje demoníaco , con su ayudante, preside la reunión de brujos y de brujas - con algunas fisonomías de frailes y beatas - mientras que a la derecha espera una muchacha más joven . Esta iniciación al mundo de la noche, no al de la vida, se complementa con la pintura situada al frente La romería de San Isidro , en la que un grupo de romeros de toda clase y condición social avanza hacía nosotros . El que originalmente era un acontecimiento lúdico y luminoso , una romería festiva, se ha convertido en una procesión estremecedora.
En todas estas pinturas desarrolla el artista aspectos de un lenguaje que ha evolucionado considerablemente . No sólo huye de cualquier pauta académica - rasgo más notable cuanto en que en estos años es estrella ascendente el academicismo neoclásico de Vicente López ( 1772- 1850 ) sino que dota a su pincelada de una marcada libertad . Las miradas espantadas , la distorsión de rostros, gestos y actitudes se han pintado con brochazos enérgicos , visibles a primera vista , y acusados contrastes en blancos, ocres y grises . Los efectos de luz valoran las carnes y las telas, también las oscuridades de los fondos sobre los que destacan las figuras . Cuando se trata de grupos numerosos , no solo produce Goya una fuerte sensación unitaria , sino que dota a la multitud de una entidad específica.
La acción metamorfosea la figura . El dramático pathos , de Saturno, la violencia de Judith , la melancolía serena de la manola , la sosegada atención del viejo barbado,el perverso susurro...son manifestaciones de esa metamorfosis que el mundo de la noche propicia y que encuentra su máxima expresión en el colectivo de brujos y de brujas del Aquelarre , donde se han trastocado las edades y los sexos y los personajes adquieren una fisonomía bestial..
Si la sala de la planta baja recrea el mundo de la noche , que algunos autores denominan infernal , no parece tan clara la interpretación de la sala superior . Al fondo, frente a la puerta , una pintura representa a un hombre masturbándose del que se ríen dos mujeres . Sus rostros salaces se han hecho bestiales . En paralelo, en la otra pintura La lectura , varios hombres leen el que puede ser un panfleto político . Podemos contemplarlas como dos " escenas de costumbres " , de las que ha desaparecido el pintoresquismo.
Si la sala de la planta baja recrea el mundo de la noche , que algunos autores denominan infernal , no parece tan clara la interpretación de la sala superior . Al fondo, frente a la puerta , una pintura representa a un hombre masturbándose del que se ríen dos mujeres . Sus rostros salaces se han hecho bestiales . En paralelo, en la otra pintura La lectura , varios hombres leen el que puede ser un panfleto político . Podemos contemplarlas como dos " escenas de costumbres " , de las que ha desaparecido el pintoresquismo.